Paula Bustamante Rojas

Cuando era niña, mi padre me solía decir que lo peor que podía pasar entre él y yo era la pérdida de la confianza. Por lo mismo siempre me invitó a no esconder nada de mi actuar, así como se comprometió conmigo a no ser severo al juzgar alguna de mis acciones como cuestionables o dignas de una sanción.

Esto que implicó: una larga y linda relación, la que se mantuvo hasta el día de su muerte, basada en la confianza; es decir,  en la certeza que él y yo teníamos de lo que sería el actuar del otro.

De ahí aprendí a que esta forma transparente de relacionarme con los demás la debía construir y buscar en todos los ámbitos de mi vida. También en el ámbito laboral

Pues bien, es esta confianza la que quebró la Directora Nacional  (S) del IND, Sofía Rengifo al proponer el miércoles pasado un camino distinto al estudiado, analizado y acordado entre la máxima autoridad de nuestro servicio y las tres asociaciones de funcionarios, en la mesa de homologación.

El problema, no es si su medida es buena o mala (que para muchos, incluida yo, es nefasta), sino que la invitación a dialogar, a construir propuestas en conjunto, considerando la opinión de los trabajadores expresadas a través de sus dirigentes, el esfuerzo desplegado, el compromiso abrazado (que incluso los llevó a gestionar con miembros del Congreso Nacional la aprobación de recursos), fueron echadas por tierra, sin más miramiento que el querer sentirse protagonista de la solución, tal déspota ilustrado, patrón de fundo de la época colonial, que está convencido que sabe mejor que nosotros mismos lo que necesitamos.

Lo grave, es que se aparentó un interés en un proceso participativo, cuando la verdad sólo fue una pantalla para mantenernos tranquilos y poder así urdir una medida, que reconocen que fue desarrollada y mantenida ajena a la mesa de trabajo, basado en un sustento legal inexistente, que los llevó a modificar en el transcurso de sólo 2 días varias veces la propuesta.

Explicaciones. Muchas. Sofía Rengifo apela a que el objetivo de la mesa de homologación sólo tendría sentido si se conseguían los recursos; a que su propuesta no rompe el diálogo y el trabajo de más de un año; a que su decisión es más justa y equitativa. Empero, sólo se esconde el interés de quitar a los trabajadores y sus representantes la autoría de ésta y otras iniciativas (estampadas en el protocolo de acuerdo que la autoridad firmó), faltarnos el respeto, intentar quebrar la organización sindical y lo peor de todo, tratar de convencernos que una medida que administra miseria y atenta contra la dignidad de los servidores públicos,  es lo que los propios servidores públicos queremos.

Pues, con claridad y severidad, es que es importante señalar que la confianza en el actuar de la máxima autoridad  del IND se quebró gracias a este engaño.

¿Me siento engañada? … Sí. ¿Frustrada? … Sí. ¿Inmovilizada? … ¡jamás!. Al contrario, cada vez más convencida que los derechos, la dignidad y el bienestar se deben conquistar a través de un camino duro, pedregoso, pero que trae consigo una meta que nos hará feliz.

Con mucha hidalguía invito a todos a exigir que Sofía Rengifo Ottone, honre los acuerdos, que entienda que la homologación es hacer justicia y que respete a los sindicatos, porque estos representan legítimamente a los trabajadores.

No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte (Friedrich Nietzsche)