Hace 31 años el doctor Rosales, médico cirujano, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y ex Director del Hospital de la FACH y del Profesor, fue llamado para mejorar el servicio médico de la entonces DIGEDER. Pensaba quedarse “un año o algo”.

Hoy, tres décadas más tarde aún vela por la salud de los funcionarios. Agradecemos al doctor Rosales por compartir algunas de sus visiones y vivencias en esta entrevista.

Nuestra conversación con el doctor Rosales parte con una reflexión respecto de la misión de los profesionales de la salud en una sociedad donde el consumo y el mercado parecen haber impregnado todos los espacios: “Lo que trato de enseñar hoy, es que ojala la medicina fuese como era antes, porque hoy todo está prostituido. Les pregunto a mis alumnos de séptimo año, que en diciembre serán médicos en qué se van a especializar, y su respuesta es en algo que me dé plata. Hoy la gente estudia para ganar plata, no para hacer algo útil. Yo tengo cuatro hijos, y siendo profesor de la Escuela de Medicina siempre soñé con tener un hijo médico, así que les pregunté quién iba a estudiar algo relacionado con medicina, para enseñarles lo poco que sé. Y como siempre mi hija sacó la voz, porque las mujeres son el sexo fuerte, nosotros somos un bluff, y me dice para qué vamos a estudiar algo con medicina?, para no estar nunca en la casa?”.

Sobre la organización del Servicio Médico, el doctor Rosales nos contó que: “Llegué aquí y empezamos a hacer cambios. Y ha mejorado, pero el servicio médico del IND podría ser 10 veces mejor.

Nosotros somos un sistema atípico. En otros servicios no hay algo como esto porque no hay nadie que lo defienda. En el Estadio Nacional hay gente que no tiene plata para pagar el Metro, menos va a tener para comprar medicamentos. Nuestra realidad es que nuestra gente no tiene recursos para comprar medicamentos, entonces creamos un sistema para la entrega de los mismos, con un presupuesto que actualmente alcanza los 14 millones de pesos anuales según tengo entendido, con el que se pagan sueldos y se compran medicamentos, entonces acá se atiende a la persona y se le entrega la receta completa. Eso no se ha visto en ninguna parte, ni en los países socialistas. Además tenemos una ginecóloga brillante que gana trecientos mil pesos mensuales y que viene dos veces por semana y ahora tengo que pelear porque me reemplacen al pediatra para que venga dos horas a la semana como médico de familia”.

“Con lo que tenemos podemos dar un muy buen servicio médico, el problema es la incomprensión y la mediocridad de algunas jefaturas. Por ejemplo hacemos una lista de las cosas que debemos comprar y se demoran meses en comprarla, cuando debieran demorarse dos días. He llamado a Personal, he hablado con la abogada, y me ha dicho que si los medicamentos no se han adquirido la gente debiese comprarlos, y yo le digo, usted sabe señorita que la gente ni siquiera tiene plata para la micro?, y no los compran. Es una burocracia y una mediocridad espantosa”.

En sus años con nosotros, el doctor Rosales ha sido testigo de la desaparición de los servicios médicos, especialmente en los últimos años de la dictadura y los primeros gobiernos de la Concertación, cuando el negocio de las Isapres comenzó a tomar el vuelo que hoy les hace obtener utilidades exorbitantes: “Antiguamente la gran mayoría de los servicios públicos tenía un servicio médico, pero fueron desapareciendo con el tiempo, cuando aparecieron las Isapres le exigieron a la gente que usara su seguro privado. Económicamente hicieron desaparecer a los servicios como este porque no eran rentables y representaban un gasto. Aquí gastamos alrededor de 34 millones en insumos y sueldos, lo que me ha traído muchos problemas ya que yo quiero hacer medicina preventiva y que podamos anticiparnos a las enfermedades”.

Respecto de esto último, el responsable de nuestro Servicio Médico hace hincapié en la necesidad de contar con exámenes periódicos, especialmente en las enfermedades más frecuentes: “Los controles preventivos debiesen ser obligatorios, especialmente en lo público ya que si usted llega aquí con una molestia estomacal que resulta ser un cáncer avanzado, ¿qué podemos hacer?”.

Sobre los problemas de financiamiento que a veces enfrenta el servicio, el doctor Rosales hace especial hincapié en la necesidad de retomar una cultura de servicio público al interior de la organización: “Somos básicos en nuestra mentalidad. No hay valores. Y algunas jefaturas son peores. El principal problema acá es de relaciones humanas, todos se muerden mutuamente, y por eso están llenos de tranquilizantes y llenos de drogas. Entonces cuando he pedido que hagan cursos los hacen para la gente de menor nivel en el Estadio, y yo digo que deben ir los jefes de departamento, el Ministro o la Ministra, ya que de ahí viene el mal, y el maltrato”.

Una de las actividades más relevantes de nuestro servicio médico son los operativos de salud que se han realizado en regiones. Asimismo, las puertas del servicio están abiertas para que los funcionarios que vienen a Santiago puedan atenderse en el servicio. Esta actividad, sin embargo, no está exenta de dificultades: “Yo no hago ninguna diferencia si alguien viene de regiones en atenderlo. Intentamos ir a verlos una vez al año. Hemos ido a ocho unidades. Voy solo con el tecnólogo médico. Hemos ido a Arica, Iquique, Valparaíso, Rancagua, Concepción, Talca, etc. Vamos 3 o 4 días. Pero tenemos el mismo problema que acá, y es que los funcionarios no quieren hacerse un examen preventivo.”

Respecto de las patologías más frecuentes, y los cambios en nuestra salud en estos años, el facultativo nos indica que: “Estamos más viejos. Hay muchos casos de aumento de cáncer gástrico. Es necesario hacer endoscopias preventivas en sistema privado, apoyados de alguna forma por Bienestar, que la verdad no colabora mucho ni en lo social ni en lo médico con este tema. Por otra parte cada vez tenemos más diabéticos, es indispensable que la gente tome recaudos y se controle de forma anticipada”.

Finalmente el doctor Rosales nos señala que tiene un plan de mejoramiento de la salud del IND, denominado “la familia y el deporte”, donde todos puedan atenderse, pero como es la tónica ha enfrentado obstáculos para ponerlo en práctica, los que espera sean subsanados por las nuevas autoridades: “Ni siquiera me han autorizado a atender a los trabajadores a honorarios, porque según la norma no tienen derecho, o eso me dice Bienestar. ¡Qué estupidez!, ¡qué burocracia!. Lo que quiero es cambiar la ideología y los valores, y espero que quienes llegaron cambien las cosas. Tenemos capacidad ociosa y podemos dar mejor prestación con lo que tenemos, necesitamos un cambio de actitud acá y desde afuera la autoridad nos apoye”.