La semana recién pasada, nuestra organización fue golpeada con la sensible noticia del fallecimiento de nuestro emblemático compañero dirigente, Dionisio Rojas Caballero.

Nacido en Antofagasta, pasó su infancia en Colina, iniciándose en la militancia comunista muy joven, casi por tradición familiar: “Mi militancia comenzó porque mi madre fue militante. Los hermanos de mi mamá estuvieron presos en Pisagua en la época de Gabriel González Videla; por lo mismo, siempre escuche un relato con una parte sindical, trabajadora de las salitreras”.

En 1964 ya radicado en Antofagasta, en la población O’Higgins, gracias a su hermano mayor que trabajaba en Chuquicamata Codelco, pudo acceder a un empleo, aunque como explica “siempre quise estudiar educación, pero teníamos que trabajar y cooperar en la casa. Me buscó pega de trabajo en un laboratorio”.

Dionisio Rojas guardaba una ferviente y emotiva remembranza del proceso previo a la Unidad Popular: “El proceso previo a la unidad popular fue precioso para mí. Fue un periodo que viví como estudiante y trabajador. Me fui a Perquenco en Temuco a realizar mi práctica como profesor y fui enviado a un pueblito Ayuntú. El golpe de estado me pilló en un fundo. Era militante de las juventudes del PC”.

El comienzo de la Dictadura Militar fue un momento complejo en su vida. Estando en Antofagasta opta por devolverse a Santiago, “en La Calera me bajan los Carabineros y me trajeron de regreso a Antofagasta”, explicaba.

Su detención significo el ser enviado a Chillán, en la segunda comisaría “el sargento Irribarren – relata Dionisio – entrega en buen estado a los detenidos. Estaba relegado en Chillán, después trabajé en un fundo y después de un año llegué a Santiago nuevamente. Pude pasar a Argentina, desde ahí a Bolivia, a Paraguay y a Panamá y desde ahí a Alemania para juntarme con mi madre y vivir el exilio”.

Vivió exiliado siete años. “Cuando volví a Chile me sentía extraño en mi propia tierra, para reintegrarme y reinsertarme me enviaron a hablar con el abogado Valenzuela, pero su actitud me hizo sentir herido y menospreciado. Pensé en devolverme al extranjero, pero en la Avenida Brasil encontré pega como bodeguero administrativo”.

Su familia fue un soporte importante, “felizmente mi familia, mi mujer me entendía muy bien ella era profesora”.

En sus reflexiones, Dionisio Rojas jamás olvidó la importancia de hablarle a las nuevas generaciones indica que “Yo solo pido que defiendan sus ideas, yo voy a morir con mi ternito de profesor pobre, pero feliz de haber vivido esta época. La volvería a vivir, si llegara un Allende yo igual lucharía”. Agregando que “la juventud debe ilustrarse un poco, que sepa y entienda lo que pasó. Esto da vuelta, esto puede volver, debemos estar preparados, la gente debe tomar conciencia de lo que se vivió”.

Aurora Galleguillos Campos, ex Jefa del Departamento de Administración y Finanzas del IND, Región de Antofagasta, y ex dirigente sindical de la región, recuerda el compromiso, la seriedad, y el agudo espíritu crítico de Dionisio Rojas: “Hombre alegre, de buen corazón, recto y a su vez soñador, con principios y convicciones claras, pero tolerante, por algo me aceptaste como una compañera de trabajo y amiga cuando trabajamos en la casa del IND, que acogió a tantos buenos ex compañeros que llegamos a formar, no sólo una Institución a cargo del deporte, sino una casa del deporte y, por ende, una familia”.

Para el ex dirigente nacional de ANFUCHID, Álvaro Muño Marín, Dionisio Rojas fue un “Excelente dirigente sindical y trabajador con muy buen trato hacia la comunidad. Tenía un carácter fuerte y le tocó vivir momentos duros como dirigente sindical de ANFUCHID en Antofagasta, manteniendo la organización sindical, para luego impulsar su crecimiento en la Región. Siempre estuvo preocupado de los compañeros y compañeras contratados bajo modalidad Código del Trabajo, con los sueldos más bajos, especialmente en regiones”, recuerda Álvaro Muñoz.

Dionisio Rojas nos deja un ejemplo de seriedad y consecuencia que esperamos honrar con nuestro trabajo sindical del día a día.