Señora Natalia Riffo:

No puedo dejar pasar esta oportunidad sin despedirme de usted. Lo único malo, es que en esta oportunidad no hay brindis ni reconocimientos, ni mucho menos lágrimas, como es habitual en estos casos.

Hace mucho tiempo que los trabajadores esperábamos su partida. Por un lado estoy contento, como muchos lo deben estar, al ver que por fin se va y que ya no habrá más mentiras al país. Por otro lado, estoy enrabiado, porque usted defraudó las aspiraciones y la buena voluntad de los trabajadores, y después de dejar el deporte y su cartera en una deplorable situación, se aleja muy campante en pos de un mullido sillón parlamentario.

Usted, señora, se perdió la inmensa oportunidad de aportar algo a su país con sólo haber hecho las cosas medianamente bien, pero se empecinó en hacerlas mal o simplemente en no hacerlas. Lo tuvo todo para salir airosa, pero no lo hizo, su tozudez se lo impidió. No quiso pedir ni recibir ayuda. No confió en los que más saben, en los que tienen más experiencia, no confió en sus trabajadores, a pesar de sus propias declaraciones cuando asumió el cargo. Por el contrario, trajo con usted a sus amistades con pocas aptitudes técnicas, y les permitió que, al igual que a usted, se vinieran a ganar sueldos, nada de “reguleques”, haciendo poco y mal.

No creo que sea importante el que usted no viniera del mundo del deporte, no suscribo ese cuestionamiento. Bien asesorada y con la ayuda necesaria, podría haber hecho una buena gestión. Estaban todas las condiciones para ello. Por eso no le perdono que por su obstinación se haya farreado todo este tiempo y que hoy estemos peor que cuando usted llegó.

Pero no todo fue testarudez e incapacidad. Tampoco hubo voluntad de “quebrar huevos”, arriesgar un poco para producir los cambios que usted sabía muy bien que eran necesarios. Prevaleció su objetivo de mantenerse en el cargo todo el tiempo posible.

Usted se va sin pena ni gloria. No tiene nada de que enorgullecerse, a menos que la llene de orgullo el haberle mentido a los trabajadores que quisieron ayudarla, haberle mentido al país, haber amparado corruptos y maltratadores, haberse rodeado de incompetentes a sueldo, no haber cumplido las promesas que hizo, y un largo etcétera.

¿Y con ese currículum se postula ahora al parlamento?

¿Qué podemos esperar de usted en el congreso?

Es una lástima que la gente desconozca todo esto.

 

Luis López Duarte

Director ANFUCHID Nacional