Álvaro Muñoz Marín

Dirigente de ANFUCHID

Nuestro Estadio Nacional, construido para el deporte y la recreación, a partir del golpe cívico militar del 11 de septiembre de 1973 hasta noviembre del mismo año, fue el campo de concentración más grande de nuestro país. Aquí estuvieron detenidas más de 1200 mujeres y miles de hombres, incluyendo a más de 200 extranjeros. Todos sufrieron torturas, interrogatorios y algunos de ellos fueron fusilados en el mismo recinto.

No fue el único recinto deportivo que se usó como centro de detención, también se usaron para estos mismos fines deleznables, el Estadio Chile y más de una docena de otros recintos deportivos a lo largo del país.

Nada puede justificar la violación sistemática de los derechos humanos contra miles de chilenos y chilenas (también extranjeros) por pensar distinto o porque apoyaron el gobierno democrático del presidente Salvador Allende.

Estas violaciones a los derechos humanos fueron dirigidas y ordenadas por altos funcionarios de la dictadura cívico militar, que significó exoneración, exilio, tortura, ejecuciones y desapariciones. Se cometieron además, con recursos y funcionarios civiles del Estado y con personal de las Fuerzas Armadas y de Orden.

Después de 45 años de ocurrido el golpe cívico militar, algunos sectores persisten en el «contexto», en «una democracia enferma” y otras frases para el bronce llenas de cobardía, que sólo pretenden justificar las violaciones ocurridas en nuestro país.

Lo anterior, no lo podemos permitir. De cada uno de nosotros/as depende que no repitamos la historia y de que mantengamos viva la memoria, tarea que ha desarrollado con éxito la agrupación de ex presos/as políticos del Estadio Nacional que lograron que este recinto deportivo fuera declarado Monumento Nacional, el 11 de septiembre del año 2003.

Tanto el Estadio Nacional como el Estadio Víctor Jara (ex Chile), hoy son recintos deportivos, culturales y de memoria.

Nadie está olvidado, nada está olvidado, no más impunidad a los violadores de los derechos humanos.

 

«Un Pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro» (Memorial escotilla, Estadio Nacional).