El viernes 05 de octubre 2018, me entero que fui desvinculado del Instituto Nacional de deportes, servicio público en el cual trabajaba. Para cualquier persona en esta situación se resquebraja parte de tu vida, y considero que más aún un funcionario público a contrata como es mi caso y el de los 26 compañeros desvinculados ese día. Es tan precaria nuestra situación, que no tienes derecho a pagos; como mes de aviso o seguro de cesantía, y me pregunto cómo es posible que aún se actúe sin la más mínima consideración humana al despedir bajo estas condiciones.

Cuando pierdes tu trabajo, es como perder parte de tu vida, ante esto no hay consuelo, nada de lo que te dicen, nada de lo que oyes te conforta. Literalmente uno queda en shock y debes comenzar a vivir el duelo, es una gran pérdida ser desvinculado de esta forma. Quedan tantos asuntos inconclusos, obvio que laborales, pero los más significativos son los humanos, aunque esto lo ignoremos a veces por la vida rápida y absorbente, el trabajo es nuestra otra familia, se crean lazos y conexiones muy profundas con los y las compañeras. En este proceso de interacción en el trabajo, aprendes diferentes visiones de cómo enfocar y luchar por la vida, además de múltiples conceptos de cómo vivir, en el trabajo se demuestra el amor, el compañerismo, y muy buenos valores, sin olvidar que en menor grado existirá siempre la envidia, el rencor, el odio, pero con todo lo bueno y malo de un trabajo, uno sigue creciendo y aprendiendo como ser humano, por lo que se tiende a valorar más el trabajo como una gran familia.

Para mi, el viernes fue un mar de emociones, mirar a mi compañero que fue desvinculado en igual condición fue devastador para mí, y en general para todo nuestro servicio en el Maule. Lo bonito de nuestro despido, fue ver esa empatía verdadera, en donde solo importa ayudar y contener, se dicen consignas; “debemos luchar todos”, “ustedes son unos grandes y buenos funcionarios”, “lo importante para todos es que continúen aquí”, “son muy necesarios como seres humanos para el trabajo”, esas frases te enriquecen adentro y se agradecen un montón, lo que comprueba que somos un buen servicio en todo ámbito.

Contaré una infidencia, yo me considero muy fuerte, que no me entran balas como coloquialmente se dice, pero ayer sábado debía ir al supermercado, no tenía arroz, fui a comprarlo, lo increíble fue que solo compre 7 kilos de arroz y nada más, es primera vez que me pasa en la vida, ya que siempre iba a comprar algo y traía el carro completo, con ese detalle comprendí que estaba muy vulnerable y devastado, asimilando mi condición de no tener dinero y que debo cambiar desde ya mi vida hasta encontrar trabajo. Esta es una sensación que no se la doy a nadie, es algo profundo y que te consume por dentro a otros pensamientos con un futuro incierto.

Las leyes son para acatarlas o infringirlas, en mi situación, les importo nada vulnerar mi fuero sindical vigente, ya que en abril del 2018 asumí como dirigente de mis compañeros-as, lo hago con tanta pasión y ahínco, además de seguir aprendiendo en cada reunión y capacitación para ser un mejor líder laboral, que nunca pensé que sería desvinculado de forma ilegal, nunca descuidé mi trabajo, y soy muy bien valorado por las jefaturas y compañeros desde que ingrese al IND Maule el 2011, por todo lo anterior me pregunto, ¿realmente nuestros derechos como funcionarios públicos son respetados? La respuesta es obvia y muy triste, por eso la unión y el buen trabajo es fundamental para exigir que respeten nuestros derechos y avanzar para que nuestra condición laboral de contrata y honorario en el sistema público no sea tan precaria ante un despido.

Termino esta reflexión, pero no sin antes decir, pase lo que pase, esté donde esté más adelante, siempre luchare por las causas nobles y justas, es mi esencia, no podrán abatir a este ser humano llamado Jorge Villena Pereira.

Jorge Villena Pereira Actual dirigente asociación ANFUCHID Maule Ex funcionario del Instituto Nacional de Deportes.