A 2014, sólo el 9% de las empresas tenía un sindicato, mientras que en el 86% nunca ha existido uno.

Una baja sindicalización, desigualdad salarial, brechas de género y subcontratación generalizada son las principales características del trabajo en Chile, según constató la Encuesta Laboral (Encla) 2014, que será presentada hoy por el Ministerio del Trabajo.
La radiografía no es muy distinta al Chile de 2011 -último año del sondeo- y exhibe avances y retrocesos. Entre julio de 2014 y enero de 2015 -período en que se levantó la información- el 9% de las empresas tenía un sindicato activo, lo que representa un incremento desde el 7,8% de 2011.
La mayoría de las organizaciones sindicales se encuentran en compañías con 200 o más trabajadores (56,3%), mientras que en firmas con 50 a 199 empleados el número se reduce a poco más del 20%, y disminuye dramáticamente en firmas con entre 10 y 49 trabajadores, con sólo el 2,9% de los sindicatos.
La debilitada acción sindical se grafica con más fuerza en el siguiente dato: en 86 de cada 100 empresas nunca ha existido un sindicato. Las principales razones son porque “no hay suficientes trabajadores” y porque “el sindicato no es útil”, consigna el texto.
“La escasa presencia de sindicatos es una realidad que ha sido puesta en evidencia hace ya 17 años y que, se ha mantenido acotada con el paso del tiempo”, concluye la Encuesta Laboral 2014.
En línea con esta realidad, sólo el 5,8% de las empresas cuenta con uno o más contratos colectivos, es decir, la negociación “es la excepción y no la regla”.
La conflictividad aumentó en relación a 2011, aunque se mantuvo baja. En 2014, el 7,2% de las empresas con sindicato registró huelgas o paros, lo que representa un incremento si se compara con el 5,7% de la medición anterior. En compañías sin sindicatos, el número subió de un 0,6 a un 0,9%. Además, la gran mayoría (68%) de estos conflictos se registraron fuera del período de negociación.
La desigualdad de ingresos se mantiene en el mercado laboral chileno. La mitad de los trabajadores (48%) percibe una remuneración bruta igual o inferior a $ 420.000, cifra que -en términos líquidos- se traduce a $ 340.000. En la vereda opuesta, un 8% recibe un salario bruto igual o superior a $1.680.000.
Las diferencias se acentúan a nivel de género. En los empleos asalariados, el 38,2% de los contratados son mujeres y el 61,8% son hombres.
“Hay una concentración mayor de las mujeres en los tramos más bajos de remuneraciones y es mayor el porcentaje de ellas que recibe el salario mínimo”, concluye la Encla.
“Chile tiene mucho que avanzar en igualdad salarial entre hombres y mujeres”, recomienda el estudio del Ministerio del Trabajo.
Aunque la subcontratación disminuye significativamente en relación a 2011, se mantiene como una práctica generalizada. “Hay subcontrato en todos los sectores productivos, en todas las regiones del país y en empresas de distintos tamaños”, concluye el estudio.
El porcentaje de tercerización bajó desde un 37,8% en 2011, a un 17,6% en 2014. Eso sí, se revirtió la composición del subcontrato: mientras en 2011 el 66% del trabajo tercerizado se destinó a “otras actividades” y el 34% a la principal, en 2014 el 64% se ocupó en la actividad principal y el 36% en tareas secundarias.
Entre sus conclusiones, la Encla 2014 advierte una renovación de la flexibilidad laboral, debido al incremento de la rotación, de los trabajadores en servicios transitorios y la ampliación de la subcontratación en la actividad principal de la empresa.
La ministra del Trabajo, Ximena Rincón, aprovechó la encuesta para defender el proyecto de ley de reforma laboral: “Los resultados dan cuenta de la necesidad de modernizar las relaciones laborales que llevan más de 35 años, y que fueron diseñadas bajo otro contexto social, político, cultural”.
Respecto del tipo de contratos un 74,8% de los trabajadores posee un contrato indefinido. Le siguen los contratos a plazo fijo (12,1%) y los contratos por obra y faena (11,6%). Las jornadas de trabajo, 44,8 horas trabajan los chilenos a la semana. Al año se destinan 2.097 horas, superando 100 horas el promedio de la OCDE.

Equipo vidasindical.cl